Según el diccionario de la Lengua Castellana "Pobre" significa carente de algo para su entero complemento; y llevando las carencias al plano económico se define como: menesteroso, necesitado, falto de lo necesario para vivir o lo tiene como mucha escasez.
Muchos pensadores, políticos, sociólogos definen la pobreza desde su perspectiva, así como lanzan teorías sobre sus causas.
Karl Marx, echa mano al capitalismo, al industrialismo y a la explotación del hombre por el hombre para explicar la pobreza; pasemos también por aquello de que "la Pobreza es: La injusta distribución de la riqueza de un País, por la ineptitud de sus Gobernantes" y llegamos así al Perú con eso de que: "el Perú es un mendigo sentado un banco de oro" refiriéndose a la riqueza de recursos del Perú; que al respecto hizo decir a un Político: "en un País de gobernantes capaces e inteligentes es un fracaso y una vergüenza la existencia de los Pobres".
Nosotros, apostamos por una definición de la Pobreza que aunque incompleta nos parece la más atinada:
La Pobreza, es la carencia de recursos necesarios para satisfacer las necesidades de una población o grupo de personas especificas sin tampoco tener la capacidad y oportunidad de cómo producir esos recursos necesarios.
Modernamente se globalizan: La información y las corrientes financieras, pero no, lo derechos de la gente; ni el desarrollo humano, ni el bienestar. Este conocimiento de la desigualdad, referido a la carencia de bienes y servicios básicos es generador de: Frustración, actitudes desesperadas, odio, envidia, egoísmo, enajenación, discriminación y ¡violencia! Tres mil millones de seres humanos sufren esta injusticia.
EN CONCLUSIÓN:
La Pobreza es un producto social marginativo e inicuo, donde prima el egoísmo y el mal proceder.
Nadie se atreve a enfrentar la problemática de la pobreza para su solución aunque esta existe, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
¡Ah! Si cumpliéramos las enseñanzas de Cristo y los mandatos Divinos no existiría la Pobreza. Recordemos: Proteger a la viuda y al huérfano; amarnos los unos a los otros hasta vernos en ellos dado que su situación puede ser la nuestra (si Dios nos hubiera dado ese destino).
Por: Miguel Angel