martes, 3 de agosto de 2010

NO HAY PARROQUIA SIN CARITAS Parte II

San Mateo 22,37-40: Jesús le dijo: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a timismo"
Así vivían los grupos, comunidades primeras cristianas. En Hechos 6, 1-4: hubo quejas, porque las viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana. "No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por servir a las mesas". "Buscad, pnes, hermanos de entre vosotros a siete varones... "ayudantes de apóstoles"... Hechos 4, 32-37: "No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad. Bernabé de Chipre, tenía un campo; lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de losapóstoles."
Hechos 2, 42-46: "Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón".
Los pobres dan de su pobreza y los que no lo son de lo que pueden y deben. Algo que todos podemos dar es nuestro tiempo, nuestra compañía, a tanto abandonado. Tantos que comen el pan con soledad. 'Hay personas que solo esperan despertar, desayunar, seguir solos, almorzar, sestear, cenar, dormir. Más aburrimiento y no tener sentido su vida. Es por eso que la compañía, dar tiempo es un acto de amor y carid ad sublime. Me acuerdo cuando un hijo daba a su madre dinero y llorando y llena de tristeza la madre le dijo, "no quiero dinero, hijo, lo que quiero es que no te vayas".
Las mujeres de CARITAS saben bien que no siempre es dar de comer. Que es demostrar amor aunque no recibamos gratitud. El almuerzo diario es parte del amor. Pero es tan importante la forma de cocinar y servir. De retirar los platos y escucharles. De recibirles y de despedirles.
Internar en albergues a los pobres abandonados, acompañarles a rehabilitación, solucionar problemas legales, al hospital, al médico, incluido Larco Herrera. Hablar con las jovencitas, bautizar a los niñitos pobres medio abandonados, comprar en el mercado, fruta o pollo, menudencias o lo que se pueda. Adquirir medicinas pañales, frazadas, chapas para sus puertas, comprar gas, vajilla, pero sobre todo amarles con respeto porque son los pobres que Jesucristo nos encomienda y nosotros somos las manos, los pies, la palabra que en su nombre les cuida.
Por eso CARITAS no es una opción. Es parte integrante de la comunidad creyente, de la parroquia, comunidad de fe, oración y amor.
Parroquia que no da tiempo a los pobres no es una comunidad de Jesús. El Evangelio es el ejemplo. Los santos nuestros maestros.
San Vicente de Paul, es el maestro de maestros en la caridad: "los pobres son mi peso y mi dolor", "son los Cristos sufrientes".

CARITAS es un termómetro,
como personas y como
comunidad cristiana,
para medir hasta donde
creemos, rezamos y amamos.
Si no tuviéramos CARITAS
habría que crearla.

Por: P. Francisco Domingo