domingo, 28 de noviembre de 2010

COMPARTIENDO 60

Las celebraciones cristianas del día 28 de noviembre hasta el 01 de enero son para agotar el alma de tanta belleza, profundidad, ternura, amor, Dolor, misterios de Fe. Pero para agotarse hay que empezar.
Por otra parte es un agotamiento lleno de cadencias espirituales, felices, plenas.
El Adviento es tiempo de gracia. El tiempo de Adviento nos invita a vivir el hoy de la vida cristiana. La vida cristiana hoy se fundamente en la fe, la esperanza y el amor.
Esperar la venida del Salvador, como dijo el ángel a los pastores, se llama Adviento. Cuatro semanas anteriores a Navidad. El primer domingo de Adviento marca el comienzo del año cristiano, porque en el tiempo litúrgico no comienza el día primero de enero sino cuatro domingos antes de la Navidad.
Estos días previos a la Navidad, la celebración del nacimiento de Jesucristo, la figura central en el cristianismo, son días de preparación y expectación. La Navidad se celebrará como se prepara.
"Cristo nació. Cristo ha resucitado. Cristo vendrá otra vez". Los cristianos celebran este tiempo de espera con servicios especiales, música y otros recuerdos de una Iglesia hacer una pausa para esperar de nuevo para el nacimiento de su Salvador. Más bien no debe haber mucha música y muchas flores para no distraernos sino sobre todo reflexión y profundización en los misterios.
Sin duda que el mes de diciembre está impregnado de la Navidad. Es lo esencial. Entonces como dice el villancico "El camino que lleva a Belén .... Los pastorcitos quieren ver su rey, ha nacido en el portal de Belén el Niño Dios. Le traen regalos en su viejo zurrón. Yo quisiera poner a tus pies algún regalo que te agrade Señor, más tu sabes que soy pobre también:' puede ser que seamos pobres de buenas obras pero hay tiempo para empezar y que no nos sorprenda el día 25 vacíos y con una conciencia sin limpiarla.
Me parece que ese es el secreto del mes de diciembre, el camino y la meta. El Adviento y la Navidad. Y que en nuestra pobreza le demos lo que dice la Escritura, un alma "que se estremece ante sus palabras": de Nazaret, de Belén, de la circuncisión de Jesús, de ofrenda como primogénito, de las palabras de Simeón y de la profetisa Ana, de que
María conservaba todas las cosas en su corazón.
Nos dice Isaías 66,1 Y 2: ··..Así se expresa Yavé: ¡El cielo es mi trono y la tierra la tarima para mis pies! ¿Qué casa podrían ustedes edificarme, o en qué parte fijarían mi lugar de reposo, si todo esto lo ha hecho mi mano y todo esto es mío? dice Yavé. Pero en quien fijo realmente mis ojos son en el pobre y en el corazón arrepentido, que se estremece por mi palabra." Belén y nos basta.
 
P. Francisco Domingo C.M.