domingo, 24 de octubre de 2010

LA ESPERANZA CRISTIANA

"Nos hiciste oh Señor para Ti, y nuestro corazón estará inquiero hasta que descanse en Ti" (San Agustin)"
La nostalgia de Dios que llevamos en nosotros, de gozar para siempre de su presencia será nuestra compañera hasta que volvamos a Él.
Al final de nuestra vida en la tierra cada uno tendrá la alegria de volver a Dios o la desesperación, de verse para siempre apartados de El.

La esperanza es la virtud teologal cristiana que pone a la esperanza divina sobre todas las demás esperanzas terrenas que aunque sean muy nobles, ninguna sobrepasa la verdadera esperanza, la vida eterna, el gozo infinito de unirnos a Dios, nuestra última meta.

La esperanza cristiana significa el total abandono en Dios, no un abandono que nos lleva a quedarnos quietos, a buscar la comodidad de vivir esquivando lo que pueda causarnos complicaciones o alterar nuestra tranquilidad.
Por el contrario, la esperanza cristiana nos invita a buscar continuamente agradar a Dios, a arriesgar por El, a soñar y esforzarnos por proyectos grandes y bellos para Dios.

A pesar de los obstáculos, a pesar de nuestras limitaciones y derrotas la lucha contra el pesimismo y el desaliento hemos de afrontarla a diario, y es necesaria la fortaleza que brinda la esperanza cristiana. Y "esperar" que las cosas se realizarán.

El ser humano no puede vivir sin una meta, sin u na motivación y u n poco así es la vocación de cada uno. No podemos quedarnos estancados con lo que hacemos sin aspirar a algo más, algo mejor, algo más bello.
En último término todos aspiramos a ser mejores ante Dios y nunca se acabara esta aspiración porque todos podemos ser más parecidos a Jesucristo cada día.

Como dice San Juan en las bodas de Caná, la Virgen María nunca perdió la esperanza que iba a haber vino, un buen vino. Jesús al principio le dijo "a nosotros que nos importa"
Pero María seguía esperando. Habría una mirada de entendimiento y María dijo a los criados "hagan lo que El les diga". Y les mandó que llenasen de agua las seis tinajas.
Algunos dirían se está riendo Jesús, porque no querian agua sino vino. La esperanza de María se cumplió. Jesús regaló a los novios seiscientos litros del mejor vino. A María se la llama Nuestra Señora de la Esperanza.

La esperanza también la describimos como "ya pero todavía no", ya estoy en el reino de Dios pero todavia no del todo. Ya sirvo a mis prójimos pero todavia no como le agrada de Dios.

Decía Juan Pablo 11 que el cristiano se distingue por ser el hombre de la esperanza, pase lo que pase, Dios siempre está presente.
En las buenas y en las malas Dios o lo quiere o lo permite.
Dice San Agustín que Dios nunca dejaría un mal si de Él no pudiera sacar un bien, es por eso que Dios escribe recto con líneas torcidas y al final el que espera siempre recibe una gracia de Dios.

La esperanza se dice en la Biblia ciento veintitrés veces, sinónimos de la palabra confianza, ilusión, optimismo.
La juventud, tiempo de esperanza, se vive en el corazón como la viven los hombres de Dios, los creyentes, aunque pasen los años, pero el alma sigue llena de esperanza.

Por: Carmen Silva